domingo, 16 de enero de 2011

Capítulo LXXXI

Creo yo que hay ciertas cosas de la personalidad que son imposibles de cambiar. Uno puede acostumbrarse a levantarse más temprano o puede intentar ser más sociable. Se puede abrir más con la gente o incluso no sé ser menos malhumorado. Sin embargo, hay ciertos hábitos que tenemos incorporados que creo que son imposibles de cambiar y forman parte de nuestra personalidad, de lo que somos.
Mi peor hábito, mi peor característica es mi cuelgue. Sí, mi cuelgue. Soy colgada a extremos a veces. Para mi familia es algo común, es decir, mi vieja está acostumbrada a que le diga 'maa, dónde esta mi remera azul?' y la tenga en la mano. Pierdo todo o siento que pierdo todo, todavía no se bien. Siempre que me tomo el trabajo de decir 'bueno, dejo esto acá para no pederlo, no me voy a olvidar', me termino olvidando. De todas formas, mi memoria de pez no se resume a eso solo.

Soy de tomarme el colectivo incorrecto, ya voy como cinco veces que me tomo el bondi para el otro lado, o sigo de largo. Más de una vez pensé que era un día, y era otro. Lo peor, es que mi cabeza está convencida de que estoy haciendo eso bien.

Perdonen si alguna vez esa característica de mi los molestó, o fueron afectados por ella.

:)

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