domingo, 11 de diciembre de 2011

Fragmento Especial III

La mano de la mujer temblaba sólo con el pensamiento ansioso del perdón. La pluma comenzó a moverse con fuerza, dejando como huella un trazo frío fingiendo desinterés. Los latidos le ocupaban el poco espacio en sus pulmones y las piernas le temblaban cargadas de adrenalina. Cada lágrima que trataba de esconder acentuaba el paso del tiempo, marcándose en los canales de su piel experimentada.
El amor joven la perseguía en sus sueños despiertos; estaba en la búsqueda de clemencia. Ni la divinidad máxima, ni el juez terrenal podían absolverla de la culpa. Las oraciones sollozaban a causa del orgullo apartado manteniéndose enfocadas en el premio. La recompensa de el esfuerzo, la recompensa del perdón. El silencio aliviador acompañado por el suspiro final. Necesito la desaparición de la conciencia sucia, repetía cual rezo. Rogaba piedad, la absolución de su alma.
El punto final dio paso a la calma en su cuerpo. Buscó un sobre con torpeza y convencida de la fidelidad de su corazón selló la carta sin revisión. Se levantó de la silla y sigilosamente recorrió el terrorífico camino hacia el buzón. Se enfrentó al monstruo devorador de mensajes y con la mente en blanco arrojó el sobre. Sin parpadear quedó paralizada frente a la espera de la respuesta inexistente. Una cápsula de aire se escapó por su boca y un golpe eléctrico invadió su cuerpo; lentamente fue desvaneciéndose. La pesadez viviente de su cuerpo se evaporó junto con su último deseo de ser descifrada.

1 comentario:

  1. Uffff agobiante!!!!!. Pero, me pregunto: alcanza escribir una carta??. Es eso suficiente para lavar tanta culpa?????

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