martes, 13 de julio de 2010

Capítulo XVII

Hoy iba en el 37, volviendo de canto por la avenida Callao. Me llamó la atención lo lento que iba el bondi, y la gran cantidad de gente que caminaba por la calle con bufandas color naranja flúo como si estuviesen jugando para holanda. Vi un cartel del mismo color que decía ' Si a las familias con mamá y papá' y alguien había escrito 'fachos!' y me reí. Después me enojé. Cómo es posible que la gente sea tan intolerante. No encuentro ninguna razón que sea válida para estar en contra del matrimonio. Dejen ser feliz a la gente, dejen que el mundo pueda tomar su propia decisión. ¿Dios no nos dio libre albedrío? No creo que eso haya sido para nada. ¿Anti-natural? Por favor. El mundo es anti natural y nadie se queja de eso.
Esto me recuerda a mi primer disgusto con la Iglesia. Fue cuando tenía alrededor de 8 años, en catequesis. Discutí con una monja, porque ella me decía que los gays eran felices, y yo le decía que si. Que los conocía y sí eran felices, que si habían elegido eso era porque es lo que ellos querían, nadie los obligó a nada. Nos gritamos un par de cosas, y después de eso, me cuesta entrar a una Iglesia.

Hemos avanzado tanto, no se puede dar un paso para atrás. Hay que abrirse a lo que está por venir!

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