martes, 17 de agosto de 2010

Capítulo XXIX

Suele pasarme algo en la calle, y últimamente se está haciendo seguido. No sé por qué, no puedo explicar cómo, ni en qué momentos se da. Hay una brisa que cuando sopla, tiene un olor particular que me recuerda a mis viajes. Desde chica siempre viajé mucho. Mis viejos siempre dieron prioridad a los viajes, antes que a cualquier otra cosa. Ellos 'trabajan para viajar'. Y eso nos gusta hacer, y eso hacemos. Mamá siempre vuelve con enormes ojeras, papá de mal humor. Sin embargo, nos sentamos en la mesa a planear un viaje y parece como si por sus caras pasase una fuerte crema limpiadora.
En fin. Yo creo, y estoy hiper segura, que cada ciudad tiene un olor. Aunque, a veces ciertos olores nos parecen similares, y por un segundo es como si te trasladasen a otro lugar. Hoy venía caminando por Azcuénaga, y esa brisa llego. Justo me daba el Sol en la cara, así que automáticamente por medio segundo, se me cerraron los ojos. Y sentí como si estuviese en una ciudad extranjera. Lejos de todo. Pero fue solo un segundo nada más.

1 comentario: