miércoles, 23 de junio de 2010

Capítulo XI

Compadezco mucho a la gente que trabaja en los medios de transporte de esta ciudad. De verdad. Pobres personas. Tener que lidiar con el grupo de viejas del orto que no entienden nada, tener que toparse con los viernes a la noche y el grupo de jóvenes locamente alcoholizados.
Hoy estaba por microcentro por un asuntillo especial, y volver a casa con el 10 fue la peor idea que tuve. Caminaba tranquilamente por Lavalle, tratando de no chocarme con el resto de la gente que caminaba a contra mio, mirando las cosas que había y eso. Las peatonales siempre me gustaron, aunque el conjunto de gente me ponga nerviosa. En fin. Llego por fin a Esmeralda. La cola para el colectivo era inmensa. Siempre el 10 es una mierda. Mientras sacaba mi guía t para ver que otra cosa me podía tomar, llegaron 3 colectivos. Uno paro, uno siguió, y el otro paro al lado del otro. Enseguida la gente se amontonó y mató por tratar de seguir al segundo colectivo que había parado, porque estaba más vacío. El tipo, estaba estacionado en segunda fila, por lo que no podía abrir la puerta y dio señales a la vieja histérica que intentaba subirse.
Cuando por fin el colectivo pudo estacionarse sobre la vereda para que podamos subir, la vieja histérica empezó a putearlo como si él tuviese la culpa. Perdón vieja de mierda, pero si no sabes las leyes de tránsito no jodas al resto, la gente así me pone mal. Después dicen que nos quejamos de todo, y claro!

Indignadísima.

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